Profesor Dr. Luis Domingo García Azzarini Por Dr, Juan Alberto Reichenbach, en su homenaje
En marzo de 2002, el Pfsor Dr Luis García Azzarini fue designado para coordinar la Unidad Ejecutora de Programas Materno-Infantiles y Nutricionales y conducir la Dirección Nacional de Salud Materno Infanto-Juvenil dependientes del Ministerio de Salud de la Nación.
Tuve el privilegio de secundarlo como Director de Planificación Estratégica y, primordialmente, de atesorar sus enseñanzas de humanidad, afecto y humor.
Quería que todos los niños de nuestro país recibieran su espíritu, como lo habían hecho sus hijos de la mítica "Casa Cuna", Hospital Noel Sbarra de La Plata y sus millares de pacientes.
Tenía una concepción abarcativa de la salud infantil.
Empezaba por la verdulería del barrio, pasando por la peluquería, el Club de los sábados, el Concierto los domingos en el Teatro Argentino y el asado en la casa de mis padres, donde recordó a su padre Domingo y a su madre Sara, incansables trabajadores en las localidades de Verónica, Ensenada y La Plata.
Luis nació en La Plata en 1937. Realizó una brillante carrera profesional, con todos los logros que las Academias requieren.
Fue Doctor en Medicina de la Facultad de Ciencias Médicas de La Plata, Médico del Hospital de Niños "Sor María Ludovica" y del Hospital Zonal Especializado "Dr. Noel H.Sbarra" donde realizó su carrera Profesional Hospitalaria a partir de 1975.
En esa institución fue Jefe del Consultorio Externo, Director Asociado y luego Director Ejecutivo desde 1995 hasta 2002. En la Cátedra de Pediatría "A" realizó su generosa vocación docente y llegó a ocupar el cargo de Profesor Adjunto por Concurso. Obtuvo múltiples premios y distinciones valiosas en el ámbito Científico Nacional. Fue Miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría, Filial La Plata, ejerciendo los cargos de Vicepresidente y Presidente. Integró, además, la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Pediatría donde se desempeñó como Vicepresidente y donde recibió la distinción de Miembro Honorario Nacional de la SAP.
Luis es Ciudadano Ilustre de la Municipalidad de La Plata.
Si estuviera conmigo escribiendo su propio homenaje, me diría, sutilmente, que escriba lo importante, lo del alma, para dejar los títulos para otra ocasión.
Me contaría en su idioma apurado "coloquial y alegre", mil y una anécdotas de sus visitas nocturnas y domiciliarias en Tolosa, donde le gustaba ser "el médico del barrio", o como asociar comunidades a través de los títeres en Abasto, de la mano de Javier Villafañe, poeta, bohemio y titiritero amigo al servicio de su salud infantil.
Quizás recordaría algún cantante de orquesta de pueblo en un baile de carnaval en Verónica, o los instrumentos del Museo Azzarini, su tío Emilio, intelectual platense de los 60. Con su mirada sagaz y pícara desnudaría los intereses ocultos de algún funcionario de provincia o la hipocresía de los falsos poderes.
Su agenda conocía de Museos pictóricos en Europa, tacos en Madrid, chorizos en el pueblo más anónimo de la pampa y plomeros de confianza.
Era un bohemio disimulado por la academia.
Un poeta de los niños.
Un gestor y funcionario de la ética y la equidad.
Padre ejemplar, presente.
Marido enamorado de su compañera de "locuras", Anina.
Abuelo "fanático".
Fue docente de quien escribe.
Me embriagó de pediatría y de poesías. De amor a los niños. De ejemplos de humanidad.
De reflexiones acerca de los verdaderas causas de la ausencia de sonrisas infantiles en nuestro país.
Cuando viajábamos todas las mañanas a Capital Federal, al Ministerio de Salud de la Nación me leía, en el viaje, a Benedetti, a Gelman, a Galeano, a Machado, a García Lorca.
En uno de esos largos derroteros me prestó "La tierra incomparable" de Antonio Dal Masetto, donde se rescata una abuela que desde la Argentina viaja a su lugar de origen en Italia, para reconocerse. En ese tiempo Luis viajó a Italia con su esposa, en misión oficial y logró reencontrarse con los estigmas de su origen.
Prof. Dr Luis Domingo García Azzarini
Gentileza Pfsor Dr Roberto José María Mateos Recordando el pasado para afirmar el porvenir : Hospital Zonal Especializado"Dr. Noel H. Sbarra" 1ª ed. - La Plata:Ediciones Pro Infantia, 2008.
De esa época es este relato que le regalé en el 2002 para recrear su humanidad y su espíritu.
De sus logros Académicos abundan las revistas científicas.
Para el, lo mas importante era la sonrisa de un niño sano, la serenidad de una familia que ha recuperado un hijo enfermo, un abrazo de amigo, una comunidad y un país de niños alegres.
PEQUEÑO GUIÓN PARA "LUISITO".
La Plata, navidad del 2002.
Ayer te vi.
Estabas chapoteando, infantil, entre las aguas desbordadas del Plata, justo en la esquina de tu casa, sumergida entre juncos y totoras de una nueva inundación.
Eras un niño inundado, como los que amaste.
En un paisaje de chapas y colores, de dalias de jardín, con aromas de ravioles solidarios de familias, domingos y de canzonetas pegadizas.
Tenías en tus ojos la clara transparencia de un obrero hecho hijo.
Por tu sangre circulaban las ansias de tus orígenes.
De justicia, amores y pasiones.
Fue por allí donde te intuí cerca.
Nos unía un pasado de poco, un futuro de a muchos y las manos endurecidas de padres con penas y esfuerzos.
Había que llorar, maestro, las derrotas cotidianas, las de las noches, las ausencias y las de las sirenas amenazantes
Ponerles un ancho pecho y una mueca disimulada de miedo.
Un ejército inválido de niños hambrientos, pero sonrientes, nos obliga.
Un tiempo de valientes románticos, suicidas sociales y esfuerzos místicos, nos rodea.
Déjame, ahora, imaginar un día de sol y de triunfos.
Las caras duras, inmóviles, de las mascaritas de este cambalache.
Un tango reo y rítmico, como tu energía.
Una alegría fresca y transparente, como tu mirada.
Un abrazo fuerte, como de amigo.
Una brisa frágil, como el futuro.
Nuevamente, me pierdo en el pasado.
Estás en una escalinata, de facultad.
El edificio rígido y frío, como los restos de historias tristes que lo habitan.
- No se puede cambiar, Luis.
Es una fortaleza inexpugnable de la genealogía de la enfermedad.
- No nos pertenece, Luis.
Somos hijos del pueblo y el pueblo piensa, pero pena.
- No escuchaste. Latina, tu tozudes
Trémulo temblor el de este otoño.
Alada alegría la de tu alma.
Sincera convicción la de tu espíritu.
Empuñemos, entonces, la esperanza.
- Cuídate, Luis.
- Cuando la vida se milita, la alegría no se regala.
Es por aquí que te reencuentro.
Con tu puedo y con mi vamos, con las pequeñas derrotas, con la imagen del origen y con las fantasías que nos alegran.
Luis, el de sombrero grande es mi abuelo.
Tu padre debe estar en los vagones con el comisionista del pueblo.
Allá, lejos de la vía los ancestros. En Italia, los tuyos. Mas acá, los nietos y el futuro.
Para un amigo y maestro del alma, Profesor Dr. Luis García Azzarini.